miércoles, 13 de noviembre de 2013

El cambio social para cambiar la escuela y la escuela para el cambio social.



Por Pacusse, Noelia. 3º PEP. ISFD Nº 34. Rosario. 
 
Cuando se piensa en la escuela, desde su nacimiento como institución formal en manos del Estado, muchas cosas cambiaron en ella. A su vez, no sorprendería hacer un análisis y llegar a la conclusión de que, también, muchas cosas no cambiaron.
El paso de los años fue delineando siglos, inventos, revoluciones, descubrimientos científicos, paradigmas, métodos, modelos, pero la escuela siguió anclada a su estigma fundacional. Ese Estado que necesitaba imponer a ideas, armas y trabajo el capitalismo naciente, fue renovando la fachada, fue pintando el discurso, pero no la raíz. En la actualidad la escuela sigue teniendo como principal objetivo que los alumnos aprendan más lo que no se enseña, aquello que no está escrito (obediencia, tiempos, autoridad) que lo que expone enseñar.
Mi pregunta es, ante una macro política educacional que va cambiando de colores y perfumes, pero no de base ¿Qué lugares les queda a la micropolitica con respecto al poder en la escuela?
Posturas más extremas de autores reproductivitas sitúan su mirada sólo al Estado como poseedor del poder, no se mira lo que pasa dentro de las escuelas y lo que pasa dentro del aula, ya que todo está determinado por el lugar de reproducción de poder que viene desde arriba.

Otras posturas, principalmente de algunos docentes y directivos, dicen que en la escuela y en especial, puertas adentro del aula el docente hace lo que quiere.
A mi entender, creo que ambas posturas tienen algo de certero y algo de erróneo. En primer lugar, pienso que en las escuelas y en las aulas las relaciones de poder, si bien están condicionadas por la macro política, tienen existencia y características propias. Ahora bien, son experiencias a mi modo de ver contadas y avanzadas, en las que las escuelas y los docentes pueden manejar la circulación del poder de una manera que escape a los mandatos políticos, económicos y sociales de la escuela. Y creo que no van a ser experiencias sintetizadas y generalizadas hasta que no cambie la estructura y función base de la escuela, es decir hasta que no cambien las relaciones de producción, hacia un sistema justo y democrático.
Entones ¿Sirve de algo tratar de cambiar la micropolitica de las escuelas y las relaciones de poder en ellas?. Creo que en parte esa es la lucha. Es un proceso dialéctico en dónde las ideas y las relaciones no van a cambiar hasta que no cambie el sistema vigente, pero también este sistema va a cambiar si se va dando una lucha por modificar las ideas y las relaciones.
En las escuelas y en las aulas se dan relaciones de poder que ensayan las imitaciones de afuera, hay que pelear por cambiar el libreto y ensayar otro tipo de obra. ¿Esto bastará para que las relaciones de poder entre docentes, alumnos y directivos cambien?. Creo que no, pero van a ir preparando un cimiento para un cambio social que empape a la escuela y para que esta reproduzca nuevas relaciones basadas en la equidad, la justicia, el trabajo digno, la educación para el pueblo y a favor del pueblo, pero sobre la base de la discusión y el debate social, no sobre un mandato inmodificable e incuestionable.

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