Por Fernanda Alegre. 3º PEP. ISFD nº 34. Rosario.
Para
pensar en una sociedad sin violencia debemos tener en cuenta, en principio, que
es necesario repensar el lugar preponderante que deben ocupar las
instituciones, tales como la familia y la escuela, fundamentalmente, ya que la
autoridad en estos ámbitos se encuentra en crisis. Para esto es imprescindible
que todos los agentes educativos (directivos, docentes) sean coherentes, tanto
en el discurso como en los hechos, en la selección de la dinámica institucional
que se quiere llevar a cabo, así como en los objetivos que persigue y los
fundamentos de la misma.
Las instituciones deberán plantearse
instancias y proyectos que puedan prevenir la violencia y permitan la
adquisición de normas sociales y la formación de valores por parte de todos los
agentes que la componen, esto dará a cada institución una identidad que
contribuirá a la construcción subjetiva de sus integrantes, el modo en que se
transmitan los contenidos, las comunicaciones que se establezcan, los vínculos
que se generen, así como el compromiso que cada integrante pueda sentir en
cuanto a la institución y como parte de la misma.
La
construcción de la convivencia tendrá como ejes fundamentales los modos de
funcionamiento institucional, las
estructuras de participación de todos sus integrantes y el tipo de conducción.
En el plano institucional y en el aula se pueden encontrar diferentes
estructuras de participación que responden a:
Una
conducción democrática
Autoritaria,
o
A
la falta de conducción (“dejar hacer”)
Dependiendo
del tipo de conducción que predomine en la institución y las aulas, las normas
y valores que se promuevan serán diferentes. No es lo mismo un docente que
conduce la clase autoritariamente, de aquél que promueve la participación de
los alumnos valorando sus conocimientos, puntos de vista y opiniones , o el
docente que está totalmente ausente de la conducción y por ende no hay ley que
la regule.
Si
nos detenemos a analizar el docente que
conduce de manera autoritaria podremos ver reflejado en la conducta de los
alumnos que la aplicación rígida de la norma y la imposición, conducirá a los
alumnos por tres caminos, indefectiblemente: la obediencia a cumplir el deseo
de otro, el cálculo de los riesgos o la rebeldía como respuesta a la coacción
que ejerce el docente sobre el alumno. Por otro lado la conformación de la
normatividad escolar y los procesos de socialización se orientarán tomando como
referencia normas sociales, previamente acordadas, que orientaran y guiaran las
acciones en la escuela, y consecuentemente el comportamiento de todos sus
miembros. Por otra parte, los proyectos se elaborarán teniendo como referencia
los documentos curriculares vigentes en el momento.
Pienso
que es fundamental que como docentes repensemos desde qué lugar, (ideológico
político) con qué intención y para qué decido actuar de una forma y no de otra,
es necesario tener en cuenta que más de una vez el referente adulto que
necesitan nuestros alumnos para construir sus subjetividades seremos nosotros,
debemos actuar y pensar en función de las necesidades de cada alumno, trabajar
con el otro (docentes, directivos, familias), realizar proyectos contra todo
tipo de violencia, que integren a la
comunidad.
¿Será
posible erradicar la violencia de todos los ámbitos en los que convivimos?
¿De
qué forma la escuela podrá mostrar a la comunidad que hay otro camino para
convivir sin violencia, cuando en muchos casos se transforma en el lugar más
violento y hostil?
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