martes, 12 de noviembre de 2013

“Hacia la construcción de una convivencia sin violencia”



Por Fernanda Alegre. 3º PEP. ISFD nº 34. Rosario.

Para pensar en una sociedad sin violencia debemos tener en cuenta, en principio, que es necesario repensar el lugar preponderante que deben ocupar las instituciones, tales como la familia y la escuela, fundamentalmente, ya que la autoridad en estos ámbitos se encuentra en crisis. Para esto es imprescindible que todos los agentes educativos (directivos, docentes) sean coherentes, tanto en el discurso como en los hechos, en la selección de la dinámica institucional que se quiere llevar a cabo, así como en los objetivos que persigue y los fundamentos de la misma.
 Las instituciones deberán plantearse instancias y proyectos que puedan prevenir la violencia y permitan la adquisición de normas sociales y la formación de valores por parte de todos los agentes que la componen, esto dará a cada institución una identidad que contribuirá a la construcción subjetiva de sus integrantes, el modo en que se transmitan los contenidos, las comunicaciones que se establezcan, los vínculos que se generen, así como el compromiso que cada integrante pueda sentir en cuanto a la institución y como parte de la misma.  
La construcción de la convivencia tendrá como ejes fundamentales los modos de funcionamiento institucional,  las estructuras de participación de todos sus integrantes y el tipo de conducción. En el plano institucional y en el aula se pueden encontrar diferentes estructuras de participación que responden a:
Una conducción democrática    
     Autoritaria, o
A la falta de conducción (“dejar hacer”)
Dependiendo del tipo de conducción que predomine en la institución y las aulas, las normas y valores que se promuevan serán diferentes. No es lo mismo un docente que conduce la clase autoritariamente, de aquél que promueve la participación de los alumnos valorando sus conocimientos, puntos de vista y opiniones , o el docente que está totalmente ausente de la conducción y por ende no hay ley que la regule. 
Si nos detenemos a analizar  el docente que conduce de manera autoritaria podremos ver reflejado en la conducta de los alumnos que la aplicación rígida de la norma y la imposición, conducirá a los alumnos por tres caminos, indefectiblemente: la obediencia a cumplir el deseo de otro, el cálculo de los riesgos o la rebeldía como respuesta a la coacción que ejerce el docente sobre el alumno. Por otro lado la conformación de la normatividad escolar y los procesos de socialización se orientarán tomando como referencia normas sociales, previamente acordadas, que orientaran y guiaran las acciones en la escuela, y consecuentemente el comportamiento de todos sus miembros. Por otra parte, los proyectos se elaborarán teniendo como referencia los documentos curriculares vigentes en el momento.
Pienso que es fundamental que como docentes repensemos desde qué lugar, (ideológico político) con qué intención y para qué decido actuar de una forma y no de otra, es necesario tener en cuenta que más de una vez el referente adulto que necesitan nuestros alumnos para construir sus subjetividades seremos nosotros, debemos actuar y pensar en función de las necesidades de cada alumno, trabajar con el otro (docentes, directivos, familias), realizar proyectos contra todo tipo de violencia, que integren a  la comunidad.

¿Será posible erradicar la violencia de todos los ámbitos en los que convivimos?
¿De qué forma la escuela podrá mostrar a la comunidad que hay otro camino para convivir sin violencia, cuando en muchos casos se transforma en el lugar más violento y hostil?

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