martes, 12 de noviembre de 2013

TRANSGRESIÓN, AUTORIDAD Y JUSTICIA.


Por Victoria Acosta. 3º PEP. ISFD Nº 34, Rosariio. 
Hoy en día la violencia visible y no visible se ha instalado en la mayoría de las escuelas. Lamentablemente, se esta transformando en algo “normal”, se naturalizan estas situaciones de agresión entre los alumnos o desde el docente hacia los estudiantes o al contrario. Tampoco podemos descartar la violencia que se produce también entre maestros, o familiares de los niños.
  ¿Esta situación es una particularidad de nuestro país? ¿Por qué? Para pensar una respuesta rápida a esta pregunta, el cine nos da una respuesta concreta. Hay películas norteamericanas, europeas y latinoamericanas que muestran situaciones conflictivas que se producen en las instituciones educativas.
  Es por esto que es imposible negar la circunstancia histórica social que vivimos. “Asistimos a una clara expansión de políticas propias del capitalismo; quizás la significación preponderante hoy sea la de la expansión casi indefinida del sistema y con ello, un desarrollo permanente del consumo.” (Belgich)
   Este modelo que estimula el consumo, la competencia personal, donde se señala lo distinto, están presentes dentro de la institución escolar. Belgich dice “pues reproduce de forma continua sobre la subjetividad aquel vacío de sentido, el fragmentario proceso identificatorio donde las subjetividades necesitan anclarse; es así que la escuela se consolida como un territorio violento donde circulan violentamientos visibles e invisibles”.
  Las formas mas comunes de violencia que se registran en el sistema educativo son la cuantificación y la homogeneización. La primera es muy común en  proceso de enseñanza-aprendizaje, el rendimiento escolar, las evaluaciones cuantitativas miden todo, una filtración más del sistema en la escuela. La segunda, la homogeneización, busca lo mismo en si mismo.
  Ambas características no permiten el error por parte del educando dentro del sistema. Esto se transforma en violencia simbólica producida por el sistema escolar, son los estudiantes los más perjudicados. Es el niño quien termina siendo el portador de la dificultad además del responsable de la misma. El alumno que no supere estas trabas probablemente quede por fuera de la escuela.  
   Es necesario, rever todo el sistema educativo, los roles individuales, las relaciones entre todos los integrantes del sistema educativo. Realizar una reflexión individual que nos haga dar cuenta hasta que punto somos funcionales o no para seguir reproduciendo este modelo.
  Es necesario llenar la escuela de justicia, una justicia que es un amor reflexivo, extendido a toda la humanidad. “Un contexto donde no exista el amor particularizado hacia él y donde prime un ambiente injusto, producirá en el niño una serie de sospechas sobre los otros, que se generalizarán con el tiempo, y ello alterará su deseo y su inclusión”. Es necesario repensar como provocar el interés por el aprender, conocer, en un contexto donde nada es certero en nuestro futuro.
  A esta altura es innegable pensar a la escuela como una burbuja aislada de lo que sucede en nuestra sociedad, donde la violencia visible e invisible sigue creciendo.  Pero tampoco podemos quedarnos cruzados de brazos esperando el cambio. La escuela tiene que plantear soluciones y estrategias para poder abordar las situaciones que se viven en ella.
 
  

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